Berta se despertó, alzó la persiana y fue a la cocina. Abrió la nevera y de repente, escuchó unos ruidillos. Se quedó sin respirar unos momentos, para oír mejor. Se dio cuenta entonces de que eran sonidos similares a voces humanas. Le parecía algo extraño, así que de nuevo contuvo la respiración, para escucharlo mejor (cogió aire primero). Efectivamente, vocecillas humanas.
Pero como aún no podía reconocer ninguna palabra, volvió a no respirar. Esta vez inspiró bien fuerte, con la intención de aguantar todo lo posible. Parecía que estaba intentando cortar un hipo, más que otra cosa. Escuchaba como unas voces extremadamente agudas y lejanas. ¿Sería un zumbido de sus oídos? Se los sacudió enérgicamente con los dedos.
Se estaba cansando, tenía resaca y esas respiraciones tan irregulares y extrañas le estaban provocando más dolor de cabeza. Ya por fin, cogió una botella de agua (a lo que había ido a la cocina)y con respecto al asunto de las voces, dijo, bromeando y quitándole importancia, mientras miraba hacia dentro del frigorífico:
Pero como aún no podía reconocer ninguna palabra, volvió a no respirar. Esta vez inspiró bien fuerte, con la intención de aguantar todo lo posible. Parecía que estaba intentando cortar un hipo, más que otra cosa. Escuchaba como unas voces extremadamente agudas y lejanas. ¿Sería un zumbido de sus oídos? Se los sacudió enérgicamente con los dedos.
Se estaba cansando, tenía resaca y esas respiraciones tan irregulares y extrañas le estaban provocando más dolor de cabeza. Ya por fin, cogió una botella de agua (a lo que había ido a la cocina)y con respecto al asunto de las voces, dijo, bromeando y quitándole importancia, mientras miraba hacia dentro del frigorífico:
-Son voces de otra dimensión
¡No estamos en otra dimensión, estamos aquí abajo! ¡Somos diminutos! Es inútil – dijo su madre.
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